Municipios

Actividades en San Nicolás de los Ranchos se realizan con normalidad pese a actividad de Don Goyo

Los pobladores se dicen preocupados, aunque no viven con miedo


Redacción.- Sin miedo pero sí con preocupación, es como viven habitantes de San Nicolás de los Ranchos, uno de los municipios más cercanos al volcán Popocatépetl, cuya actividad reciente ha incrementado a tal grado, que todos los días está cayendo ceniza.

Contrastante resulta la vida cotidiana de la gente que ahí radica, con las indicaciones y recomendaciones que hacen las autoridades para quienes viven la capital, a más de 37 kilómetros de distancia o en la zona conurbada.

Mientras en la ciudad de Puebla se restringen las actividades al aire libre y se sugiere el uso de cubrebocas, en San Nicolás de los Ranchos, la gente sale a correr o andar en bicicleta todas las mañanas, llevan a sus hijos a la escuela sin utilizar cubrebocas y lo mismo da si pasan cerca o no de quienes están barriendo la ceniza de la calle.

Afirman que no tienen miedo, pues desde hace muchos años han aprendido a convivir con el volcán, sin embargo, esta ocasión los tiene preocupados lo prolongado que ha resultado su actividad, la constante expulsión de ceniza y las pequeñas explosiones que se han registrado desde hace más de un mes.

Resulta común ver a los pobladores barriendo su banqueta o afuera de sus negocios, juntando la ceniza sin cuidar sus ojos, nariz o garganta. Aseguran, la ceniza es algo con lo que han aprendido a vivir desde hace décadas, aunque admiten que últimamente, la actividad de Don Goyo ha sido más intensa.

La novedad para ellos no es que caiga o no, es que han notado que esta ocasión ya parece más gravilla que polvo fino; de no ser por eso, todo es normal. La colocan en bultos y la llevan al campo para fertilizar sus cultivos, desde hace años aprendieron a que no se va con la basura y mucho menos al drenaje.

Es así como viven sus días en San Nicolás de los Ranchos, con normalidad y confiando en que la actividad del volcán se mantendrá así, desfogando energía poco a poco y ellos, realizando sus actividades acompañados de estruendos, de ruidos propios del coloso y claro, de ceniza.

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