Jair Bolsonaro tomó protesta como presidente de Brasil
Bolsonaro capitán de la reserva del Ejército, ganó las elecciones de octubre de 2018, tomó posesión de su cargo en una ceremonia realizada en la sede del Parlamento y que llevó a las calles de Brasilia a una multitud calculada en unas 130.000 personas.
Con un discurso de 10 minutos el nuevo presidente de Brasil le bastaron para delinear las claves del Gobierno que ejercerá hasta el 1 de enero de 2023, a diferencia de todos sus antecesores, que dedicaron cerca de una hora al primer discurso tras jurar en el Congreso.
En cuanto a la economía reiteró que propone abrir los mercados internacionales para las exportaciones brasileñas, “estimulando la competición, la productividad y la eficacia sin tinte ideológico” y con una especial atención al sector agropecuario, que es el sosten de la economía nacional.
“Yugo de la corrupción, violencia y sumisión ideológica”
Asimismo, pidió apoyo al Parlamento para “la tarea de liberar definitivamente al país del yugo de la corrupción, de la violencia y de la sumisión ideológica“, que fueron tres de los puntales en que se apoyó la campaña electoral que le llevó al poder.
Otro punto en el que incidió fue el combate a la delincuencia, a la que se le atribuyen cerca de 60.000 muertes anuales en el país, y reiteró que para reforzarlo pretende flexibilizar el porte de armas a fin de que los “ciudadanos de bien” puedan “defenderse“.
En la única alusión que hizo a su política exterior, reiteró que expulsará “el perfil ideológico” de las relaciones internacionales y que estará orientada por el mismo norte de “servir a los brasileños” y no a “intereses partidarios“.