Ojo Rojo
Pareciera que cada día hay más fotoperiodistas, más jóvenes, con titulo universitario y más baratos, una ganga para muchas EMPRESAS periodísticas, que ya no pagan equipos fotográficos, materiales, seguro social, ni mucho menos capacitación para ellxs, que muchas veces llegan emocionados al medio sin saber lo que les espera, o peor aún, entran sabiendo y aceptando las condiciones que les ofrecen y que nunca cambiarán.
Buscaran una buena foto cuando su patrón solo busca rellenar su edición, buscaran visibilizar al pueblo desprotegido y no podrán hacer nada ante las injusticias que cometen los medios mismos, pareciera que el foto-periodismo tiene otros riesgos, pero hay quienes enfermos tienen qué salir a trabajar ante el temor de castigo de sus jefes; hay quienes ante el interés por capacitarse reciben un NO de parte de sus jefes inmediatos; hay quienes ante la solicitud de mejoras salariales son despedidos y su lugar es ocupado por otro fotógrafo más joven y con menos experiencia; hay quienes tienen que pedir el favor del diputado para poder tener servicio de salud para su familiar que se encuentra grave.
Estos son algunos de los riesgos, algunos han pagado con la vida y solo consiguieron una carta de indignación de sus medios que nunca se preocuparon por mejorar y dignificar -en vida- a esxs fotógrafos, que tristeza que la valentía de cientos de fotógrafxs de prensa en México sea humillada desde casa y hasta la calle, que su esperanza sea pisoteada desde la dignidad hasta el bolsillo, que lo más valioso que pueden ofrecer muchas empresas periodisticas sea un crédito fotográfico y no un salario digno con las prestaciones que la ley obliga.
Las reuniones de muchxs de ellxs han provocado que grupos de CDMX y Michoacán se hayan organizado y se atrevan a otras formas de trabajo desde fuera de las empresas periodísticas como un último intento de permanecer en el medio, como un último aliento a la mirada, con la intención de que la nueva forma de hacer foto-periodismo sea desde la autonomía y la colectividad pero también desde otra forma de plantear una agenda editorial que sea de interés y vista por un lector-sociedad y no solamente hacer fotografía para otrxs fotógrafxs, una agenda marcada por las necesidades del pueblo y no desde la agenda de los hombres de traje y corbata.
Este año los trabajadores de la mirada tendrán mucho que hacer para mantener vivo al fotoperiodismo, que en un acto de rebeldía tomen los medios por asalto y puedan seguir contando esas historias que también el pueblo quiere mirar para mirarse, que el barrio pide ver para encontrarse, que las colonias piden descubrir para cuestionarse, que encontremos los premios de foto-periodismo en otra parte y de otra forma, por que algo es cierto, qué mejor premio que ser feliz con la fotografía, vivir de la fotografía y además aportar un granito de arena con la mirada para que este país sea un poquito mejor.
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