Redacción.- Más que un film de súper héroes y villanos, Joker plantea una crítica a la sociedad egoísta, capitalista, al sistema político y los medios, desde el enfoque de una persona como miles, con problemas psicológicos que conforme avanza la trama explica como todos los factores mencionados, llevan a la descomposición social que fuera de la pantalla sufren la mayoría de las grandes ciudades.
Con una actuación magistral de Joaquin Phoenix como pilar, una cinematografía armoniosamente llevada con paletas de colores en equilibrio, ambientes citadinos asfixiantes, insalubres, una musicalización que fondea emotivamente toda la película, sin sobredramatizar el contenido, son parte de los elementos que en suma hacen de Joker una piedra preciosa entre el caudal de películas que este año se han estrenado.
Tristeza, abandono, ira, ternura, alegría, incertidumbre, una maraña de emociones te lleva a experimentar este film.
Una historia alejada de clichés en los que se habían encasillado las películas basadas en cómics, donde los efectos especiales hacían la película.
Joker es más cercana a Taxi Driver, al cine de Gaspar Noé, con personajes psicológicamente armados de una forma barroca.
Arthur Fleck es un hombre solitario, con problemas psicológicos y psiquiátricos, quien vive con su madre en condiciones poco favorables.
Trabaja en una agencia de payasos, con un carácter tímido, una enfermedad que le produce reír en momentos de tensión y una idea enfermiza que su madre le inculcó, “Put on a happy face”, explica un tanto el origen de este villano y del mítico personaje de la oscuridad su archienemigo Batman.
