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Tejido de palma: una tradición viva en Santa María Tonantzintla

Esta práctica fortalece los lazos comunitarios y expresa el fervor religioso




Redacción.- En el corazón de Santa María Tonantzintla, una de las joyas culturales de San Andrés Cholula, florece cada año una de las tradiciones más emblemáticas de la temporada de Semana Santa: el tejido de palma. Esta práctica no solo adorna el templo con formas naturales y simbólicas, sino que también fortalece los lazos comunitarios y expresa el fervor religioso que caracteriza a esta región poblana.

Todo inicia desde el Domingo de Ramos, cuando las familias suben a las faldas del majestuoso volcán Popocatépetl en busca de ramas de ocote. Posteriormente, en la casa designada para esta actividad —habitualmente la del “Mandón”— se comienza la elaboración de los tradicionales ramilletes, forrados con palma y ocote. Estas piezas artesanales son bendecidas ese mismo día, en una ceremonia llena de espiritualidad.

El “Mandón” tiene un papel central: es quien organiza y dirige la preparación de los ramilletes que serán llevados a la iglesia principal y a los templos de los barrios de San Miguel, San Diego y San Pedro. En cada uno se colocan cuatro ramilletes, en representación de los cuatro evangelistas. El proceso de tejido puede durar entre 15 y 40 minutos, dependiendo de la habilidad de quien lo realiza, pero más allá del tiempo, lo que importa es el ambiente de comunidad que se genera en torno a esta actividad.

La elaboración de estos adornos es una experiencia que entrelaza generaciones: niñas, niños, jóvenes, personas adultas y personas mayores se reúnen en torno a la palma, compartiendo historias, música y tradición. En este contexto, destaca el ritmo del tochacate, un instrumento de viento que evoca con su lamento la Pasión de Cristo y acompaña la procesión de quienes llevan los ramilletes a las parroquias.

Este año, la presidenta municipal fue invitada a sumarse a esta tradición ancestral. Como mujer sanandreseña comprometida con su comunidad, participó activamente en el tejido de palma en los barrios de San Miguel, San Diego y San Pedro, viviendo de cerca el sentir del pueblo y la riqueza de una costumbre que da identidad al municipio.

La parroquia de Santa María Tonantzintla, con su arquitectura única y decoración barroca indígena, se engalana con los ramilletes que la comunidad prepara con tanto esmero. Esta tradición, heredada de generación en generación, mezcla naturaleza, fe y arte, convirtiéndose en un testimonio vivo de la identidad sanandreseña.

San Andrés Cholula no solo preserva sus costumbres, sino que las celebra con orgullo. En esta temporada, la Ruta de la Fe invita a visitantes de todos los rincones a descubrir la esencia de un pueblo que honra su historia y comparte su espiritualidad con el mundo.





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