Las fiestas decembrinas, tradicionalmente asociadas con alegría, unión familiar y celebraciones, también traen consigo una carga emocional que muchas veces pasa desapercibida: el estrés. Entre compras de último minuto, compromisos sociales, presiones económicas y expectativas familiares, diciembre puede convertirse en uno de los meses más agotadores del año.
El estrés decembrino es una forma de tensión emocional que se intensifica durante las fiestas de fin de año. Aunque no es un diagnóstico clínico, expertos en salud mental reconocen que esta época puede detonar ansiedad, insomnio, irritabilidad y hasta síntomas depresivos.
Los factores que lo detonan es la presión económica entre la compras navideñas, cenas, intercambios y viajes pueden desequilibrar las finanzas personales.Además la sobrecarga de actividades como los eventos laborales, escolares y familiares se acumulan, dejando poco tiempo para el descanso.
El estrés sostenido puede afectar el sistema inmunológico, provocar dolores musculares, problemas digestivos y afectar la calidad del sueño. Además, puede influir en el estado de ánimo, generando irritabilidad o tristeza.
Los especialistas recomiendan, Planificar con anticipación para evitar compras impulsivas y contratiempos, establecer límites en compromisos sociales y gastos, practicar el autocuidado, como dormir bien, comer equilibradamente y hacer pausas para respirar y aceptar que no todo será perfecto, y que está bien decir “no” cuando es necesario.
Finalmente es importante recordar que no todas las personas viven estas fechas con entusiasmo. Ser empáticos, ofrecer apoyo y normalizar hablar de salud mental puede marcar una gran diferencia.
