Graciela Iturbide, la fotógrafa mexicana que hizo del mundo su estudio, recibe el Premio Princesa de Asturias 2025

La fotógrafa mexicana Graciela Iturbide fue reconocida con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2025, uno de los galardones más prestigiosos del ámbito iberoamericano, por una trayectoria que ha hecho de la imagen un lenguaje universal.
Durante la ceremonia, frente a la familia real española y figuras como Alejandro González Iñárritu, Iturbide pronunció un discurso tan íntimo como poderoso. “La foto no es la verdad, sino la interpretación de la realidad”, dijo. Con voz serena, confesó que ha pasado medio siglo observando el mundo “a través de una pequeña ventanilla”, esa que le ha permitido conocer su entorno y también conocerse a sí misma.
La artista, nacida en la Ciudad de México en 1942, contó que cada una de sus imágenes es fruto del azar y del encuentro con lo que la rodea. “Todo lo que he fotografiado me ha llenado el espíritu”, aseguró, al tiempo que rechazó la idea de que sus obras “sean México” o “sean Iturbide”. “No me siento dueña de mis imágenes”, admitió. Sin embargo, piezas emblemáticas como Mujer Ángel o Nuestra Señora de las Iguanas se han convertido en símbolos de la identidad visual mexicana.
El jurado del premio destacó la capacidad de Iturbide para construir “un mundo propio”, donde conviven lo primitivo y lo contemporáneo, lo social y lo mágico. Su obra, afirmó el acta, “invita a mirar más allá de lo visible”.
Formada inicialmente en cine, su destino cambió al conocer a Manuel Álvarez Bravo, su maestro y mentor. De él aprendió que la fotografía es más que técnica: es una forma de entender la vida. Desde los años 70, su cámara ha recorrido desiertos, pueblos y rostros que narran la diversidad de México.
“Para ser buen fotógrafo hay que tener pasión y disciplina, nada más. Y puede ser a la vuelta de tu casa si quieres”, solía decir. Y así lo demostró: con sencillez y profundidad, encontró poesía donde otros veían rutina.
“Iturbide nos recuerda que el arte no necesita pasaportes”, concluyó en su discurso. “El arte fotográfico no conoce fronteras, ni necesita visas, aunque algunos poderosos intenten limitar la libertad de pensar y de crear.”
Con este premio, dotado con 50 mil euros y una escultura de Joan Miró, Graciela Iturbide se suma a una lista de leyendas como Meryl Streep, Joan Manuel Serrat y Pedro Almodóvar. Su legado —como su mirada— sigue cruzando fronteras, invitando al mundo a detenerse un instante y mirar de nuevo.






