Las elecciones estatales y locales en Estados Unidos dejaron un mensaje claro: una nueva generación progresista comienza a abrirse paso, mientras la sombra de Donald Trump vuelve a dividir al país. En el corazón financiero del mundo, Nueva York, el triunfo de Zohran Mamdani —joven inmigrante, musulmán y socialista— marca un punto de inflexión político y cultural.
Con una participación histórica de más de dos millones de votantes, la contienda por la alcaldía neoyorquina se convirtió en un referendo contra la vieja guardia política. Mamdani logró vencer a una poderosa coalición bipartidista que incluía al propio presidente Donald Trump, a Andrew Cuomo —su rival directo— y a magnates como Elon Musk y Michael Bloomberg. Respaldado por un movimiento ciudadano con más de 100 mil voluntarios, el nuevo alcalde prometió una ciudad “más justa, asequible y humana”.
“Este triunfo es de los trabajadores, de las abuelas mexicanas, los taxistas senegaleses y los tenderos yemeníes. Luchamos por ustedes porque somos ustedes”, dijo Mamdani en su discurso de victoria ante miles de seguidores en Brooklyn. En su mensaje, rechazó el racismo y la islamofobia, y reivindicó el papel de los inmigrantes: “Esta ciudad fue construida por inmigrantes y, desde esta noche, será liderada por uno”.
La victoria del alcalde electo no solo redefine el mapa político de Nueva York, sino que envía un mensaje nacional. Su mentor, el senador Bernie Sanders, lo resumió así: “Mamdani demostró que un progresista puede derrotar al poder del dinero y ganar”. El propio Trump, que había llamado “comunista lunático” al candidato, reaccionó con furia tras conocer los resultados.
El nuevo mandatario neoyorquino ya anunció su equipo de transición, integrado completamente por mujeres, entre ellas la exfuncionaria Lina Khan y la exvicealcaldesa Maria Torres-Springer. “No basta con diagnosticar la crisis de la clase trabajadora, hay que resolverla”, dijo Mamdani, quien iniciará su gestión el 1 de enero.