Los baches, la inseguridad y los ambulantes son algunos de los temas que más se le reprocharon a la ex alcaldesa Claudia Rivera, por lo que fueron el estandarte de Lalo Rivera para regresar al Palacio de Gobierno.
El programa de relaminación de calles está paliando esa necesidad de la gente; los patrullajes de la Policía Estatal y Guardia Nacional buscan ser una solución para la incidencia delictiva que está pegando a la zona metropolitana.
Pero el tema de los ambulantes puede ser una bomba de tiempo para Lalo Rivera o para su gabinete, ya que el operativo de la Secretaría de Seguridad Ciudadana para impedir la instalación de los informales puede ser un generador de presión.
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Nadie cuestiona la acción; urgía ver las calles libres de ambulantes pues si bien su servidor está consciente de que esos puestos en la calle son el sustento de una familia, la imagen urbana se afecta y el tránsito de peatones y coches es imposible.
Pero lo que poco se ve es el estira y afloja de las organizaciones que aglutinan a los comerciantes que están que arde por no poder instalarse a su anchas, como lo permitió la administración municipal anterior.
En estas negociaciones hay millones de pesos de por medio, tanto por la recaudación de cuotas por parte de las organizaciones como por el dinero que mueven los ambulantes, tanto por los negocios lícitos como los ilícitos.
Y es en este último punto donde surge otro de los puntos de presión para Lalo Rivera, pues las organizaciones ambulantes han forjado durante los últimos años una estructura en el Centro Histórico que les permite operar todos esos negocios ilícitos, situación que difícilmente podrían mudar si es que ceden a la reubicación.
Esto va relacionado con las sexoservidoras, y es que le cuento, estimado lector, que si usted no ha pasado por la 14 Poniente, nuevamente se puede ver en las banquetas a las trabajadoras sexuales, por lo que nos queda claro que la maquinaria de la reubicación aún debe de aceitarse.
Sigue derramándose sangre
Al menos un caso al día ocupa los encabezados de la nota roja en Puebla, ya sea por un cadáver desmembrado o por alguna ejecución, y estás últimas 48 horas no han sido la excepción.
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Muchas veces el gobernador Miguel Barbosa ha señalado al narcomenudeo como uno de los problemas de esta violencia que nos invade, y aunque los casos son multifactoriales, el mandatario no está tan alejado de la realidad.
Hoy un taxista fue asesinado y su cuerpo abandonado, con los ojos vendados y el tiro de gracia, en la comunidad de San José El Aguacate del municipio de Puebla.
El hecho podría haber sido limitado a un robo de vehículo, pero el trasfondo podría ser más oscuro que merece ser investigado por la Fiscalía General del Estado.