Con una mayoría calificada, el Senado de la República aprobó en lo general y lo particular la reforma a los artículos 105 y 107 de la Constitución, prohibiendo la posibilidad de bloquear modificaciones constitucionales mediante amparos. Esta medida, denominada “supremacía constitucional,” busca evitar que cambios estructurales impulsados por el Congreso puedan ser revertidos en tribunales.
La sesión, iniciada la noche del jueves, estuvo marcada por enfrentamientos entre senadores. La oposición, principalmente del PAN, intentó frenar la iniciativa con una moción suspensiva que fue rechazada, permitiendo que el proyecto avanzara a votación. La aprobación contó con 85 votos a favor y 41 en contra, cumpliendo el requisito de las dos terceras partes para una reforma constitucional.
El dictamen establece que no procederán amparos ni controversias contra modificaciones a la Carta Magna, con el objetivo de proteger reformas como la elección de jueces y la eliminación de órganos autónomos, algunas de las cuales han enfrentado suspensiones judiciales previas. Óscar Cantón Zetina, senador de Morena y miembro de la Comisión de Puntos Constitucionales, argumentó que esta reforma busca prevenir que el amparo sea utilizado para frenar decisiones legislativas.
El debate se intensificó cerca de la medianoche cuando senadores de oposición, usando megáfonos y una sirena, manifestaron su rechazo en el salón de sesiones. Ante el alboroto, Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva, declaró un receso e intentó negociar con los opositores, sin éxito.
A pesar de los esfuerzos de Adán Augusto López, líder de la bancada de Morena, por dialogar con los coordinadores del PAN, Guadalupe Murguía y Enrique Vargas, el desorden persistió en el recinto. Legisladores tanto de Morena como de la oposición lograron exponer sus posturas en medio de un ambiente tenso, marcado por constantes interrupciones y un evidente desacuerdo sobre el alcance de la reforma.