En el mapa turístico de México, Puebla ocupa un lugar destacado: es el segundo estado con más Pueblos Mágicos reconocidos oficialmente por la Secretaría de Turismo federal. Solo Jalisco lo supera en número.
Hasta ahora, son 13 las localidades que han recibido esta distinción, y su presencia refleja la diversidad cultural, histórica y comunitaria del estado.
Los pueblos con este nombramiento son: Atlixco, Chignahuapan, las dos Cholulas (San Pedro y San Andrés), Cuetzalan del Progreso, Huejotzingo, Huauchinango, Pahuatlán, Tetela de Ocampo, Tlatlauquitepec, Xicotepec, Zacatlán, Zacapoaxtla y Teziutlán, este último incorporado en 2023. Cada una mantiene identidad propia, pero juntas posicionan a Puebla como uno de los destinos con mayor oferta cultural y turística del país.
En el marco del Dia Nacional de los Pueblos Mágicos te recordamos que cada 5 de octubre, desde 2020, se celebra, la fecha fue establecida para visibilizar el valor social, cultural y económico de las ahora 177 localidades pertenecientes al programa. La intención no se centra solo en promover visitas, sino en fortalecer economías locales mediante la preservación de tradiciones y oficios.
¿Qué es un Pueblo Mágico?
La Secretaría de Turismo considera Pueblo Mágico a toda comunidad que conserva rasgos representativos del país. Puede tratarse de arquitectura virreinal, prácticas indígenas vivas, festividades con arraigo, paisajes naturales o expresiones gastronómicas tradicionales. El nombramiento no es solo un reconocimiento simbólico: también busca atraer más visitantes sin perder el carácter propio de cada sitio.
Ejemplos como Real de Catorce en San Luis Potosí o Tepoztlán en Morelos muestran cómo estos destinos se convirtieron en puntos de interés sin dejar de lado su identidad. En Puebla, casos como Chignahuapan, Cuetzalan o Zacatlán destacan por combinar actividades cotidianas con historia local y producción artesanal.
Turismo y economía
Datos del INEGI señalan que, en conjunto, los Pueblos Mágicos atraen más de 8 millones de visitantes cada año. Buena parte de los ingresos se concentra en prestadores de servicios, pequeñas empresas de hospedaje, venta de alimentos y talleres artesanales.
Las localidades que tienen este distintivo pueden acceder a recursos del Programa de Desarrollo Regional Turístico Sustentable y Pueblos Mágicos (PRODERMAGICO). Estos fondos se destinan a obras y servicios como rehabilitación de espacios públicos, señalización turística, iluminación, accesos y restauración de inmuebles antiguos. Los apoyos no se entregan de forma automática: los municipios deben presentar proyectos y cumplir requisitos técnicos. Los montos fluctúan, pero pueden ir de 2 a 15 millones de pesos por intervención aprobada.
No todo es miel sobre hojuelas
El crecimiento del turismo también plantea desafíos. Uno de los principales es evitar impactos negativos en el entorno o procesos de desplazamiento. La titular de la Secretaría de Turismo, Claudia Sheinbaum, explicó que se trabaja con autoridades locales para impulsar un modelo sostenible. Las acciones incluyen capacitación para prestadores de servicios, cuidado del medio ambiente y protección del patrimonio.
Hablar de estos pueblos es hablar de prácticas vivas: producción de alimentos tradicionales, celebraciones patronales, edificios históricos y oficios heredados. En muchos de ellos, la elaboración de mole, la organización comunitaria o las construcciones religiosas del siglo XVIII conviven con visitantes que buscan experiencias directas, no espectáculos montados.