Gran parte del tejido empresarial a nivel mundial es sostenido por las empresas familiares, por lo tanto, es crucial atender los tres retos que afrontan en la actualidad: la energía de sus fundadores para continuar dirigiéndolas, la aceptación y/o apertura a los cambios, y si la sucesión de la dirección está consensuada o es una imposición; así lo pronunció Graciela Isabel Huerta Bedolla, egresada de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) y gerente de Family Office en Grupo AMGA.
De los tres retos, la egresada de la Licenciatura en Innovaciones Educativas de la UDLAP habló en primera instancia de los fundadores de las empresas, quienes, si bien tienen la fórmula del éxito, deben dejar el cargo cuando la energía para dirigir la empresa no es la misma o ya no están en la jugada y la empresa necesita adaptarse. “Quien funda la empresa tiene resistencia a ceder el control porque una nueva figura implica que haya cambios, (pero) para que una empresa siga mejorando siempre tiene que haber modificaciones, aunque esté funcionando bien y diga no hay nada que cambiar”, expresó.
Una recomendación de Graciela Huerta es empezar a dar voz a las nuevas generaciones, ya que ellas están al tanto de las tendencias en el mercado empresarial y pueden dar una nueva visión para el crecimiento. Esta acción debe ir acompañada del diálogo por la sucesión, para elegir a la siguiente generación de directores con los mismos valores, capacidades y perspectivas para continuar con el éxito de la empresa en vez de darle la responsabilidad a alguien sin el mismo compromiso o que no está alineada a lo que ellos quieren. “Tener participación en una empresa familiar tiene que ser consensuado o de alguna forma, la persona que va a asumirla pueda asegurar que sus intereses están cubiertos, porque si no, se puede ver comprometida a algo que nunca quiso”, señaló.
De igual forma, la egresada de la UDLAP recomendó el hablar o bien buscar a personas que pueden guiar con su experiencia a través de un consejo. “Muchas empresas familiares se rigen por un consejo familiar que se vuelven los jueces de cómo debe operar y eso es esencial. Si no hay un consejo entonces se pueden realizar asambleas o reuniones informativas”, el objetivo es no comprometer el patrimonio familiar y la aspiración a la que se busca llegar. Hacia el final de la entrevista, la Licenciada en Innovaciones Educativas por la UDLAP, comentó que afortunadamente ha visto aceptación de los cambios y apertura a nuevas figuras dentro de ciertas empresas familiares lo cual augura cambios para bien en las directrices.