En la La 72ª edición de Miss Universo, celebrada este sábado en El Salvador, la participante de Nicaragua, Sheynnis Palacios, fue la ganadora del certamen, coronada por la estadounidense R’bonney Gabriel, y dieron a conocer que México será la sede de Miss Universo 2024.
Pero de entre estos hechos destacó la presencia de Jane Dipika Garrett, la representante de Nepal ya que desafió los convencionales estándares de peso y talla, convirtiéndose en la primera concursante de talla grande en competir en esta renombrada plataforma internacional de belleza.
Mientras la participación de Garrett ha sido aplaudida como un símbolo de cambio, no ha estado exenta de críticas en las redes sociales, destacando la urgencia de reevaluar los cánones de belleza impuestos por estos concursos. Este año, Miss Universo está rompiendo con más estereotipos al permitir que participen mujeres casadas y madres de familia, desafiando así el estricto estándar que ha caracterizado históricamente al certamen.
Otra concursante que ha captado la atención en esta edición es Rikkie Kollé, una modelo trans de 22 años representando a los Países Bajos, reflejando la creciente diversidad en el concurso.
Jane Dipika Garrett, de 22 años, además de ser enfermera y empresaria, ha dejado claro que su objetivo trasciende los convencionalismos de belleza.
En una entrevista compartió un mensaje poderoso de amor propio y aceptación personal: “Lucho por bajar de peso, pero también lucho por abrazarme a mí misma y aceptar quién soy”.
La participación de Garrett en Miss Universo no solo desafía los estándares convencionales de belleza, sino que también se erige como una voz poderosa en favor de la diversidad, combatiendo los juicios y estereotipos que a menudo prevalecen en competiciones de este tipo.