Redacción.- La temporada de huracanes del Atlántico ha reescrito un sombrío capítulo en la historia meteorológica con la intensificación extrema del Huracán Melissa, el cual ha alcanzado la máxima Categoría 5 y se ha posicionado oficialmente como el tercer ciclón más fuerte jamás registrado en la cuenca atlántica.
El fenómeno alcanzó su pico de intensidad basándose en la medición clave de la presión barométrica mínima central, el indicador más preciso de la fuerza de una tormenta. Los datos recabados por los aviones cazahuracanes lo sitúan solo por detrás de titanes históricos como el Huracán Allen de 1980 y otro fenómeno extremo, demostrando una potencia y capacidad destructiva inusuales.
La escalada de Melissa, que pasó de ser una tormenta tropical a un huracán de Categoría 5 en un tiempo notablemente corto, subraya la creciente preocupación de los expertos climáticos por los eventos de “rápida intensificación”, un fenómeno que la ciencia asocia con el calentamiento de las aguas oceánicas.
Si bien la trayectoria actual del huracán y sus impactos directos están siendo monitoreados minuto a minuto, su ingreso al podio de las tormentas más poderosas de la historia del Atlántico es un hecho que refuerza la urgencia de los sistemas de alerta temprana y la preparación costera.
Las autoridades y los centros meteorológicos internacionales están en alerta máxima, observando su evolución y destacando que Melissa no solo es una amenaza actual, sino también un indicador preocupante de la intensidad a la que están llegando los fenómenos naturales en la era del cambio climático. Los gobiernos costeros han sido instados a revisar y fortalecer sus protocolos de evacuación ante la potencial llegada de estos nuevos “megahuracanes”.