El funeral de Estado en honor al expresidente Jimmy Carter (1977-1981) reunió este jueves a líderes de talla mundial en la Catedral Nacional de Washington. Entre ellos, destacó un momento inusual: el intercambio de palabras y sonrisas entre Donald Trump y Barack Obama, una escena que acaparó las miradas durante el solemne evento.
El expresidente Carter, quien falleció el pasado 29 de diciembre a los 100 años en su residencia de Plains, Georgia, fue homenajeado con una ceremonia que contó con la presencia de figuras políticas como el presidente saliente, Joe Biden, su esposa Jill Biden, la vicepresidenta Kamala Harris y su esposo Douglas Emhoff, así como todos los expresidentes vivos de Estados Unidos: Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y el presidente electo, Donald Trump, quien regresará a la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
La administración de Biden decretó el cierre de oficinas gubernamentales, la Bolsa de Nueva York y otros servicios federales en señal de respeto al 39° presidente del país. Carter había comenzado a recibir honores desde el pasado sábado en su pueblo natal y fue trasladado el martes al Capitolio, donde miles de ciudadanos se despidieron de él en una capilla ardiente.
En la Catedral, el ambiente solemne estuvo marcado por la disposición protocolaria de los asistentes. En primera fila, Joe Biden se sentó junto a Jill Biden, mientras que, en la fila posterior, los expresidentes compartían espacio. Allí, Obama y Trump, separados por su historial político y personal, protagonizaron un breve intercambio que rompió la tensión del momento: ambos fueron captados conversando con una actitud relajada que incluyó algunas risas, algo poco común entre dos figuras con marcadas diferencias ideológicas.
El funeral también reunió a primeras damas como Melania Trump, Hillary Clinton y Laura Bush, aunque se notó la ausencia de Michelle Obama. Kamala Harris, quien llegó minutos después, se sentó delante de los expresidentes y, en un gesto que no pasó desapercibido, giró la cabeza hacia Trump con una expresión de aparente indiferencia.
Entre los asistentes internacionales figuraba el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien, a pesar de su condición de saliente, asistió para rendir tributo al legado de Carter. La ceremonia, cargada de simbolismo, no solo honró al expresidente fallecido, sino que también ofreció un retrato de unidad y contrastes en la política estadounidense.
Jimmy Carter será recordado por su enfoque humanitario y su compromiso con los derechos humanos, legado que quedó plasmado en los discursos pronunciados durante el servicio religioso. Su funeral no solo marcó el final de una era, sino también un encuentro inusual que capturó la atención del mundo.