Las elecciones en Estados Unidos de este martes han transcurrido de manera mayormente pacífica, aunque no sin algunos problemas técnicos y climatológicos. “La mayoría de los contratiempos que se produjeron hasta el mediodía fueron en gran medida acontecimientos rutinarios previstos y planificados”, afirmó Cait Conley, asesora principal del director de la Agencia de Ciberseguridad y Seguridad de las Infraestructuras (CISA), en rueda de prensa, subrayando que hasta el momento no se han registrado incidentes significativos de seguridad.
En algunos estados, como Pensilvania, se produjeron breves controversias. Allí, se reportó inicialmente que ciertos observadores republicanos no pudieron ingresar en centros de votación, aunque las autoridades resolvieron rápidamente la situación. Un juez local autorizó ampliar dos horas el horario de votación en el condado de Cambria, que había experimentado un fallo técnico en sus máquinas de escaneo de boletas, aunque los funcionarios aseguraron que todos los votos fueron contabilizados.
Otros estados también registraron dificultades menores. En Champaign, Illinois, un problema técnico retrasó momentáneamente la votación, mientras que en Louisville, Kentucky, el sistema de registro electrónico presentó fallos temporales, los cuales fueron resueltos sin mayores complicaciones. En Maricopa, Arizona, un trabajador olvidó una llave, lo que ocasionó una ligera demora en una sede de votación. En Missouri, las fuertes lluvias afectaron algunos centros de la zona de St. Louis, dejando uno de ellos sin electricidad y obligando a los funcionarios a utilizar generadores.
A pesar de estas adversidades, el proceso electoral continuó, incluso en lugares donde el clima presentó un desafío. Votantes en Missouri y Wisconsin hicieron fila bajo la lluvia, mostrando un entusiasmo que, como mencionó una ciudadana en Racine, los hacía parecer “como los empleados de correos: con lluvia, nieve o aguanieve”.
En algunas zonas, la seguridad fue motivo de alarma debido a informes de amenazas falsas. En Georgia, el secretario Brad Raffensperger reportó algunas amenazas de bomba en centros de votación, aunque todas resultaron ser no creíbles. Asimismo, el FBI informó haber detectado múltiples amenazas de bomba no verificadas en diferentes estados, y señaló que muchas de ellas parecían proceder de direcciones electrónicas vinculadas a Rusia.
La masiva participación en la votación anticipada, que ya había superado los 82 millones de votos antes del martes, ha contribuido a una jornada electoral relativamente fluida. Según datos de Associated Press, este volumen representa más de la mitad del total de votos emitidos en la última elección presidencial. El aumento en el voto anticipado, impulsado en parte por los republicanos, fue motivado por una campaña del expresidente Donald Trump y el Comité Nacional Republicano para competir con el adelanto de los demócratas.
No obstante, persiste un clima de desconfianza alimentado por algunas figuras políticas. Trump y otros miembros del Partido Republicano han hecho repetidas acusaciones de fraude electoral, sin presentar pruebas, e incluso han sugerido la participación de ciudadanos no habilitados para votar. Aunque las investigaciones demuestran que el fraude por parte de no ciudadanos es extremadamente raro y conlleva consecuencias graves, como deportación y cargos criminales, la retórica ha impactado la confianza de algunos votantes.
En Carolina del Norte, donde se realizaron esfuerzos extraordinarios para permitir la participación en regiones afectadas por el huracán Helene, la jornada electoral transcurrió con normalidad. Las autoridades locales y estatales, con el apoyo de la legislatura republicana, hicieron ajustes logísticos para garantizar el acceso a la votación en zonas afectadas por cortes de electricidad y caminos destruidos, permitiendo que los residentes emitieran su voto sin problemas.
Sin embargo, uno de los incidentes más graves de la temporada electoral ocurrió en el noroeste, donde ataques incendiarios dañaron boletas en urnas cerca de la frontera entre Oregón y Washington. Las autoridades locales investigan el hecho para identificar a los responsables de este acto.
Este proceso electoral se da en un contexto de desconfianza hacia el sistema de votación. La derrota de Trump ante Joe Biden hace cuatro años y las afirmaciones infundadas del expresidente de fraude han dejado una huella en los votantes republicanos, quienes, según una encuesta del Centro de Investigación de Asuntos Públicos de Associated Press-NORC, siguen siendo más escépticos que los demócratas sobre la integridad del sistema.
Para enfrentar estas dudas, los legisladores republicanos en varios estados han promovido nuevas restricciones de votación. Entre las medidas adoptadas desde 2020 se encuentran la reducción de plazos para solicitar el voto por correo, la limitación de urnas y la exigencia de identificaciones adicionales. Estas normativas buscan reforzar la seguridad electoral, pero también han sido motivo de controversia.
Mientras tanto, el FBI y otras agencias de seguridad de Estados Unidos han advertido sobre campañas de desinformación y propaganda procedentes del extranjero, especialmente de Rusia, que buscan influir en la percepción pública sobre el proceso electoral. Jen Easterly, funcionaria de CISA, instó a los votantes a confiar en las autoridades locales para obtener información precisa y evitar caer en las trampas de la desinformación extranjera, que, en sus palabras, “no puede tener un voto en nuestra democracia”.