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Eliud Kipchoge corre su última gran maratón: Nueva York será el cierre de una era

SYDNEY, AUSTRALIA - AUGUST 31: Eliud Kipchoge of Kenya gestures to fans during the 2025 Sydney Marathon on August 31, 2025 in Sydney, Australia. (Photo by Jeremy Ng/Getty Images for Adidas)

Este domingo, Nueva York volverá a ser un hervidero de pasos, sudor y sueños. Más de 55.000 corredores llenarán las calles de la Gran Manzana para vivir una de las citas más icónicas del atletismo mundial: el Maratón de Nueva York. Pero entre la multitud habrá un nombre que marcará la diferencia: Eliud Kipchoge, el keniano que cambió para siempre la historia de la resistencia humana.

A sus casi 41 años, Kipchoge ha anunciado que esta será su última gran competencia antes de embarcarse en nuevos retos. El doble campeón olímpico y dueño de múltiples récords mundiales —incluido aquel mítico 2h01:09 en Berlín 2022— nunca había corrido en Nueva York. Quizá por eso eligió este escenario vibrante, impredecible y lleno de simbolismo para despedirse del circuito profesional.

Es hora de ir a Nueva York antes de iniciar mi nueva aventura…”, dijo a Olympics.com. “Voy a correr en la Antártida. Quiero hacer algo extremo, que obligue a alguien a esforzarse al máximo.
Sus palabras resumen el espíritu que lo convirtió en leyenda: un atleta que corrió para explorar los límites de lo posible.

Kipchoge, ganador de los maratones de Berlín (5 veces) y Londres (4), llega a la Gran Manzana dispuesto a completar su colección de los seis Majors del mundo. Allí lo esperarán rivales de peso: el etíope Kenenisa Bekele, el campeón defensor Abdi Nageeye y el bronce olímpico Benson Kipruto, también keniano.

En la rama femenina, la neerlandesa Sifan Hassan también debutará en Nueva York apenas dos meses después de su triunfo en Sídney. Tendrá enfrente a las kenianas Sharon Lokedi y Hellen Obiri, campeonas en 2022 y 2023.

Más allá de la élite, la edición 54 del maratón promete romper récords: más de 200.000 personas se inscribieron —un 22% más que el año anterior—, aunque solo 55.000 consiguieron un lugar en la línea de salida. El resto deberá esperar otra oportunidad en un sorteo cada vez más codiciado.

Entre quienes sí correrán, hay historias de esperanza y constancia. Algunos, como Dan Bucherer, lo intentaron años sin suerte. “A veces es frustrante, pero cruzar ese puente del Verrazzano lo vale todo”, confesó. Otros, como Hannah Campbell, llevan tres o cuatro intentos fallidos: “Es más difícil conseguir un dorsal que terminar la carrera”, bromea.

En paralelo, Nueva York vive días de expectación política, con las elecciones municipales a la vuelta de la esquina. Pero, por unas horas, la ciudad olvidará sus tensiones para rendirse a la emoción del maratón más grande del planeta.

 

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