La ejecución de un hombre, cuyo cuerpo fue abandonado la madrugada del lunes en la colonia La Loma, apunta a ser parte de una advertencia directa entre grupos delictivos que se disputan el control de zonas clave para actividades ilegales en Puebla. De acuerdo con información de fuentes policiales, detrás del homicidio estaría la organización conocida como La Familia Michoacana, que habría firmado el crimen con las siglas “F.M.”.
Según las primeras indagatorias, la víctima estaría relacionada con cobros de derecho de piso a comerciantes en distintos mercados cercanos a La Loma, zona en la que operan presuntos integrantes de bandas identificadas con los alias de “Chiapas”, “La Viky” y “El Chupón”. Este último, ha sido mencionado en diversas investigaciones por su presunto vínculo con delitos como narcomenudeo y extorsiones, especialmente en el tianguis de “Los Lavaderos”.
Cabe recordar que en esa misma zona se registró recientemente una balacera que dejó como saldo dos personas sin vida y al menos cinco más heridas, lo que refuerza las versiones sobre una disputa abierta entre bandas criminales por el control del lugar.
De acuerdo con autoridades estatales, el conflicto principal gira en torno a dos grupos: por un lado, el liderado por “El Chupón” y, por otro, el de “Los Toscano”. Ambas organizaciones serían responsables de generar un considerable número de hechos violentos tanto en la capital poblana como en su zona conurbada.
“El Chupón” también ha sido señalado en una investigación anterior como presunto responsable del ataque armado contra María del Rayo Mendoza Farfán, entonces directora del penal de San Miguel. El atentado ocurrió la noche del 6 de marzo de 2024, cuando viajaba sobre Periférico Ecológico, cerca del C5.
Aunque su camioneta fue atacada con al menos diez disparos de arma calibre 9 mm, el blindaje del vehículo y la reacción de sus escoltas evitaron que la directora resultara herida.
Junto con “El Chupón”, otro presunto implicado en ese ataque fue un hombre identificado con el alias de “El Kruger”.
Estos hechos se enmarcan en una escalada de violencia entre grupos criminales que buscan ampliar su influencia sobre mercados clave para la distribución de droga y el cobro de cuotas a comerciantes.