Josette, una mujer de la tercera edad con problemas de movilidad, tuvo que ser trasladada en ambulancia a una sucursal de HSBC en San Luis Potosí luego de que su cuenta bancaria fuera bloqueada sin previo aviso, dejándola sin acceso a los recursos que usa para su tratamiento médico.
El calvario comenzó el 7 de marzo, cuando su familia intentó ingresar a la cuenta y se encontró con la restricción. Sin explicaciones claras, buscaron ayuda a través de los canales digitales y telefónicos del banco, pero solo encontraron obstáculos.
Su nieto, André Desbois, relató en redes sociales el complicado proceso que enfrentaron. Durante dos horas de llamadas, fueron transferidos de un operador a otro sin obtener una solución. Finalmente, la única respuesta de HSBC fue tajante: Josette debía presentarse en persona en la sucursal.
La familia explicó que, debido a su estado de salud, ella no podía trasladarse por sus propios medios. Sin embargo, el banco no ofreció ninguna alternativa para resolver el problema de manera remota. Ante la urgencia de recuperar el acceso a sus fondos para pagar medicamentos y cuidados esenciales, no les quedó otra opción que contratar un servicio de ambulancia.
El traslado se realizó hasta la sucursal de HSBC en Plaza Fundadores, donde Josette tuvo que esperar mientras se llevaban a cabo los trámites. A pesar de que la gerente intentó agilizar el proceso, la situación ya había puesto a la mujer en un estado de vulnerabilidad innecesario.
Indignado por lo ocurrido, André expuso el caso en redes sociales. “No es justo que obliguen a una persona en estas condiciones a presentarse físicamente en una sucursal”, escribió en su cuenta de X. “HSBC debería tener mecanismos adecuados para atender a clientes con problemas de salud”.
La denuncia generó un fuerte debate sobre la falta de protocolos bancarios para personas con movilidad reducida y sobre la necesidad de opciones más accesibles para este tipo de trámites.
